sábado, 21 de mayo de 2011

Betty Heidler, nuevo récord de lanzamiento de martillo

Heidler superó la marca anterior de la atleta polaca Anita Wlodarczyk, que tenía una plusmarca en 78,30 metros

La atleta alemana Betty Heidler estableció un nuevo récord del mundo de lanzamiento de martillo con una distancia de 79,42 metros, en una reunión de atletismo celebrada en la localidad de Halle, en el Este de Alemania.
Heidler superó la marca anterior de la atleta polaca Anita Wlodarczyk, que tenía una plusmarca en 78,30 metros el 6 de junio de 2010 en Bydgoszcz (Polonia). La alemana consigue de esta forma superar su anterior marca personal (77,12 metros), cosechada en agosto de 2009 en el Campeonato Mundial en Berlín.
Fuente: EUROPA PRESS

jueves, 19 de mayo de 2011

La satisfacción de Lauro, con marca mínima para el Mundial

El sobresaliente lanzador Germán Lauro consideró "un alivio" haber conseguido ya la marca mínima para el Mundial de Atletismo en lanzamiento de bala, para trabajar tranquilo con vistas a las competiciones que se aproximan.
"Que haya salido ahora la marca es un alivio para el trabajo que viene a futuro. Haber obtenido la marca para el Mundial de Daegu y para los Juegos Olímpicos de Londres nos deja trabajar más tranquilos", expresó.
En declaraciones al programa de radio "El Podio", Lauro recordó que "al estar tirando un poco arriba de los 20 metros 50, hay una posibilidad de ser finalista".
También anunció que continuará compitiendo en bala y disco ya que espera también lograr en esta última las marcas mínimas.
"Hoy por hoy estamos pensando en el Sudamericano, ojalá se dé ahí la marca mínima", dijo en relación con el campeonato que se disputará en Buenos Aires el primer fin de semana de junio.
Jennifer Dahlgren, en la puesta a punto hacia el Campeonato Sudamericano, consiguió una marca de 72 metros 11 centímetros en el CeNard, la que representa su mejor registro de la temporada. En el segundo puesto, la juvenil Daniea Gómez se superó con 53.99, que la ubica quinta en la lista nacional permanente.
Fuente: Terra

sábado, 14 de mayo de 2011

El hijo del viento argentino

Luis Vienna, una leyenda del atletismo nacional, hace 50 años salía en la portada de la revista El Gráfico por ser el "hombre más veloz de la Argentina", al lograr marcas récords para la época en 100 y 200 metros llanos, con registros de 10.4 y 21 segundos, respectivamente, sobre las viejas pistas de tierra y carbonilla.
El 30 de mayo del año 1961, en la pista del club Gimnasia y Esgrima en Buenos Aires (GEBA), Vienna, que vestía los colores de Independiente de Avellaneda, lograba el récord argentino en 200 metros, con un tiempo exacto de 21 segundos. En tanto, en el año 1959, hizo un tiempo de 10.4 segundos en los 100 metros llanos.
“Nadie corre más rápido que él en la República Argentina. 10.4s en los 100 metros”, publicó entonces la revista El Gráfico, que lo sacó a Vienna en la portada por sus méritos deportivos, con todo lo que eso significaba para un atleta del interior del país.
Pasaron 50 años, y hasta el presente, ningún atleta rosarino pudo quebrar la marca de los 200 metros llanos, que recién fue superada en los juegos Olímpicos de México del año 1968 (20.81 segundos, Andrés Calonge), y luego, por el velocista argentino, Carlos Alberto Gats (20 s y 51/100, año 1994).
A diferencia del tiempo empleado por Vienna (cronometrado en forma manual), estos dos últimos récords fueron realizados sobre pista sintética y cronometrados con reloj electrónico.
“Lo recuerdo como si fuera hoy: fue el 30 de abril del año 1961, clavé 21 segundos exactos en los 200 metros en la pista de tierra y carbonilla de GEBA. En ese momento fue récord nacional, pude quebrar la marca anterior que estaba en manos de Gerardo Bonhoff, un gran velocista argentino que participó de tres Juegos Olímpicos y en dos fue finalista”, le comentó Vienna a Télam.
Bonhoff había conservado ese registro durante 18 años y Vienna dijo que le sacó “dos décimas” al segundo competidor en aquella prueba del año 1961. “Corrí con unas zapatillas traídas de Alemania (Adidas) y se cronometró en forma manual. Algunos dicen que si se hubiera hecho con reloj electrónico, tal vez bajaba la marca de 21 segundos”, indicó el atleta rosarino.
Vianna agregó: "todavía acá en Rosario, en pista sintética, no arriman a esa marca. No sé como andarán los muchachos en el CENARD, pero en los 100 metros clavan 10.30 y 10.40, mientras que en los 200 metros están arriba de los 21 segundos”.
“Todo esto es del siglo pasado, no sé donde meterme, soy una pieza de museo”, dice en medio de la entrevista, tras aclarar que antes del récord nacional él “ya tenía un récord en Rosario con 21.4 segundos en los 200 metros”.
Vianna se inició corriendo en el desaparecido club +Nuestro Símbolo+ de Rosario, dedicado exclusivamente al atletismo. Orgulloso, el veterano atleta sigue tirando datos: “no sólo tengo el récord de 200 metros, también el de 100 metros, con 10,4 segundos, marca de la que ya se cumplieron 53 años” y acto seguido destacó la tarea de su entrenador en Rosario, Tomás Palomeque .
“Palomeque fue campeón de América en maratón, era un hombre muy honesto y generoso. Cuando me llegó el tiempo de irme a Buenos Aires me dijo: `Luis, tenés que irte a Independiente de Avellaneda, porque el entrenador de ese club sabe mucho más que yo. Allá vas a poder lograr una buena marca`. Y así fue, tiempo después fui récord nacional en los 200 metros”.
Todos querían ganarle al "hijo del viento" rosarino y en más de una ocasión algún motociclista lo desafiaba a correr los 100 metros con la popular moto Gilera. El velódromo de aquella época estaba pegado al andarivel número 6 de la pista de atletismo del club ´Nuestro Símbolo´.
“La moto corría casi pegada a mí y el motociclista tenía que meter los tres cambios. En el arranque le sacaba algo de ventaja, cuando metía el segundo me le iba un poco más y cuando quería poner la tercera marcha, yo cruzaba la línea de llegada”, explicó.
El maestro de periodistas Dante Panzeri admiraba al atleta rosarino y luego de salir en la tapa de El Gráfico, Vienna acompañó a otro atleta a la redacción de la revista. Cuando Panzeri lo vió le dijo "Luis, si vos bajás los 10.4 que tenés en los 100 metros, yo te vuelvo a poner en la tapa”.
Vienna dejó el atletismo a los 24 años, un año y medio después de alcanzar el récord nacional en los 200 metros. “Me retiré joven, se vivía de otra manera en esa época y me dije que si tenía que seguir haciendo atletismo acá, seguro iba a tener que pedir limosnas”, aseveró.
Sobre el final, Vienna dedicó un especial agradecimiento a su padre. "Sin su ayuda no habría podido lograr mis méritos deportivos. Mi viejo era docente y siempre me apoyó en mi carrera; cuando él vió que acá era todo muy amateur, decidió comprarme zapatos para competir en igualdad de condiciones”, apuntó.
“Las zapatillas en Argentina pesaban entre 300 y 400 gramos y las que traía mi padre de Alemania apenas 150 gramos. Era una diferencia sustancial y gracias a ese calzado que me compro mi papá pude lograr el récord argentino”, explicó.
Vienna tuvo tres hijos, dos de los cuales intentaron seguir los pasos de su padre, pero abandonaron para dedicarse a sus estudios. Ahora apuesta a que alguno de sus tres nietos -otro viene en camino-, en el futuro "vuelen" como su abuelo en las pistas.
Y para que lo emulen dejó un legado de seis récords rosarinos: 100 y 200 metros mayores (1958 y 1961), 4 x 100 mayores (1956), 100 y 200 juveniles (1956) y 100 menores (1955). Además ganó dos medallas en campeonatos sudamericanos: plata en Montevideo (1958, 100 metros) y bronce en Lima (1961, 200 metros).

Fuente:Télam, por Hugo Lucero

Steve Prefontaine


Steve Roland Prefontaine - (25 de enero de 1951 en Coos Bay, Oregon - † 30 de mayo de 1975 en Eugene, Oregon). Atleta estadounidense especialista en pruebas de fondo, considerado como uno de los mejores corredores de la historia en su país. Tuvo los récords de Estados Unidos en todas las distancias que van desde los 2.000 a los 10.000 metros, y fue muy popular debido a su gran carisma y su estilo agresivo a la hora de competir. Falleció en un accicente de tráfico con solo 24 años y cuando estaba en la cima de su popularidad.
Comenzó en el atletismo siendo un estudiante de secundaria en la Marshfield High School, donde ya destacó como uno de los mejores corredores de su edad. En 1970 se matriculó en la Universidad de Oregon, donde entrenó a las ordenes de Bill Bowerman, quien años más tarde sería co-fundador de la compañía Nike. En 1973 se graduó en la Universidad, y durante esta etapa permaneció imbatido por corredores de su país.
Ganó dos títulos de campeón nacional absoluto en los 5.000 metros (1971 y 73), y siete títulos de campeón nacional universitario: cuatro en los 5.000 metros en pista (1970, 71, 72 y 73) y tres en Cross-country (1970, 71, 73).
Steve Prefontaine, "Pre" como era popularmente conocido, llegó a ser inmensamente popular, sobre todo por su forma de competir, siempre al ataque, y por su fuerte personalidad, rebelde e indomable. Cuando corría, los aficionados gritaban "Pre! Pre! Pre!", y muchos también llevaban camisetas con la inscripción "Go Pre". De esta forma se ganó la atención de los medios de comunicación y llegó a aparecer en la portada de la revista "Sports Illustrated".
El 9 de julio de 1972, durante las pruebas de selección de su país para los Juegos Olímpicos de Munich, celebradas en Eugene, estableció un nuevo récord de Estados Unidos en los 5.000 metros con 13:22,8
Ya en los Juegos de Munich, se clasificó para la final y estuvo cerca de lograr una medalla. Tras ir de líder durante buena parte de la prueba en pugna con el finlandés Lasse Viren, finalmente se tuvo que conformar con la 4ª posición.
El 30 de mayo de 1975, cuando regresaba de una fiesta, perdió el control de su coche y se estrelló, falleciendo en el acto. Aun existen ciertas dudas sobre las circunstancias del accidente, como por ejemplo si había bebido o no alcohol, o si hubo un segundo coche implicado en el accidente.
Prefontaine tenía solo 24 años, y estaba considerado uno de los grandes favoritos para los Juegos Olímpicos de Montreal que se iban a disputar al año siguiente.
Su muerte causó una gran conmoción entre los aficionados al atletismo, ya que era un verdadero ídolo y tenía miles de fans. Junto a Frank Shorter y Bill Bowerman, se le considera el responsable del gran auge de las carreras de fondo en Estados Unidos durante la década de los 70.
Su vida ha sido argumento para dos películas: Prefontaine (1997) y Sin Límites (1998).
Cada año se celebra en Eugene una prueba atlética en su honor con el nombre de Prefontaine Classic, donde se dan cita algunos de los mejores atletas del mundo.
Steve Prefontaine sigue siendo un icono, un ídolo y una fuente de inspiración para muchos corredores.
Marcas personales:

* 1.500 metros - 3:38,1 (Helsinki, 28 Jun 1973)
* 1 milla - 3:54,6 (Eugene, 20 Jun 1973)
* 2.000 metros - 5:01,4 (Coos Bay, 9 May 1975)
* 3.000 metros - 7:42,6 (Milán, 2 Jul 1974)
* 5.000 metros - 13:21,87 (Helsinki, 26 Jun 1974)
* 10.000 metros - 27:43,6 (Eugene, 27 Abr 1974)
Fuente: google,Wikipedia la enciclopedia libre

viernes, 6 de mayo de 2011

Dahlgren se clasifico para Londres 2012

Tardó apenas cuatro días Jennifer Dahlgren en conseguir la marca B para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El plazo para clasificarse había comenzado el domingo y la lanzadora de martillo logró ayer su pasaporte en el Grand Prix Sudamericano de atletismo disputado en el CeNARD. La dueña del récord sudamericano tuvo un registro de 70,69 metros, superó la marca B (69) y quedó cerca de la marca A (71,50).
“Estoy muy contenta por haber logrado esta clasificación a los Juegos. La marca es la que venía tirando, no es una sorpresa. Pero la idea es seguir mejorando y considero que estoy para superar mi propio récord sudamericano”, dijo Dahlgren, de 27 años, quien ya disputó las citas olímpicas de Beijing 2008 y Atenas 2004.
Quien estuvo muy cerca de las marcas mínimas para Londres fue Germán Lauro. En disco ganó con 62,77 metros, su mejor marca, y quedó a 23 centímetros de la marca B. Y en bala ganó con 19,80 cuando la marca B es de 20 metros.
Braian Toledo ganó su segundo título entre mayores, el primero internacional, en jabalina (75,22 metros). También festejaron los garrochistas Germán Chiaraviglio (5,35) y Alejandra García (4,20) y Juan Cerra en martillo (67,67).

Fuente: Diario Clarin

domingo, 1 de mayo de 2011

Le sacaron parte del cerebro y hoy gana ultramaratones


Hasta cumplir 27 años, la vida de Diane Van Deren era completamente normal: vivía en un pequeño pueblo al pie de las montañas Rocallosas, en los EE.UU., donde cuidaba a sus dos hijos pequeños, atendía a su marido, entrenaba y practicaba con pasión múltiples deportes, algo que hacía desde que fue tenista profesional en su juventud.
La felicidad parecía completa cuando supo que estaba embarazada de Matt, otro varón. Y entonces, a los pocos días de la noticia, tuvo una fuerte convulsión que cambió rápidamente su existencia.
El diagnóstico fue epilepsia y su cotidianeidad se arruinó en forma drástica: las crisis de la enfermedad se repitieron cada vez con mayor frecuencia y al cabo de unos años llegó a sufrir entre tres y cinco episodios por semana, que los medicamentos usuales no lograban atemperar.
Cualquier actividad banal se convirtió –además de compleja y peligrosa– en algo que requería planificación: “Cuidar a mis tres chicos, manejar el auto, darme un baño de inmersión, andar a caballo... todo podía complicarse mucho, y mal si tenía un episodio convulsivo en un momento clave”, le contó a PERFIL vía correo electrónico, pocos días antes de su llegada a la Argentina (ver recuadro).
Así, casi por casualidad, descubrió un particular antídoto personal que le servía para frenar la llegada de las convulsiones: salir a correr por horas. “Siempre fui muy deportista; jugué tenis profesionalmente y entrenaba con constancia desde la adolescencia. Cuando las convulsiones comenzaron a darse con mayor frecuencia, descubrí que si salía a trotar rápidamente cuando estaba por tener una crisis ¡podía evitarla! Y, casi mágicamente, el miedo a tener un episodio me hizo aprender a disfrutar de correr a campo traviesa, por senderos naturales, donde además encontraba paz y belleza. Era una manera de sentirme segura y reconfortada en medio de las crisis”, cuenta Van Deren, hoy de 52 años.
El correr para evadir la enfermedad y la sensación de bienestar que esto le aportaba se volvería, con el tiempo, parte central de su vida futura.
—¿Entonces tomaba medicamentos anticonvulsivos?
—Los tomé durante diez años. Y debo haber probado todos, pero ninguno funcionaba correctamente; o me generaban efectos secundarios insoportables, como un cansancio extremo, pérdida de apetito, mala visión y problemas cognitivos.
Finalmente, su médico le ofreció una opción drástica, pero que resultó eficaz: una lobectomía. Se trata de una cirugía neurológica que consiste en extraer la parte del tejido cerebral que origina la descarga neuronal anormal, excesiva, sincrónica y responsable final de las convulsiones. En 1997 Diane se operó y le extirparon de su lóbulo temporal derecho una cantidad de tejido equivalente al tamaño de un kiwi.
Tras la recuperación y el alta, su vida volvió a cambiar radicalmente. Dejó de tener episodios epilépticos, pero perdió parte de su memoria y habilidades organizativas. Y su antigua técnica para evitar las crisis le despertó el gusto por las carreras de aventura.
A tal punto que en 2009 se convirtió en la primera mujer en completar la Yukon Artic Ultra Race, una de las carreras más duras del mundo, donde corrió casi 700 kilómetros –en varios días– a temperaturas extremas (-40ºC).
—¿Considera que se curó?
—Desde que me operé, dejé de tener crisis epilépticas, tras diez años de padecerlas. La última la tuve la noche anterior a la intervención. Pero claro que es una operación con ciertas consecuencias. Extirpar mi tejido cerebral dañado también se llevó parte del sistema de procesamiento de mi memoria; tengo dificultades con el manejo del tiempo y con mis habilidades de organización espacial y de orientación. Por ejemplo, ¡nunca me acuerdo donde dejé el auto estacionado! También perdí algo de visión periférica. Y me canso mucho mentalmente, algo que me es muy difícil de manejar. Me fatiga más dar una charla o hacer una entrevista que correr. Eso fue, y todavía es, para mí el resultado más complejo de aceptar de todo este tratamiento.
Los preparativos antes de las carreras son complejos; es que, entre otras cosas, Diane ya no sabe interpretar mapas. Tampoco tiene noción del tiempo que pasa corriendo y es incapaz de recordar dónde está yendo o cómo regresar. A pesar de estos “inconvenientes”, está satisfecha con su decisión. Confrontada nuevamente con el mismo dilema, dice que volvería a hacerlo sin dudarlo.
—¿Se lo recomendaría a otros pacientes?
—Por supuesto, se lo recomendaría a cualquier persona que sea candidata a la cirugía, más allá de su edad. Si la medicación no le funciona, le diría que vaya para adelante, definitivamente.

Fuente:Diario Perfil