jueves, 23 de agosto de 2012

dibujitos de atletismo VI


lunes, 13 de agosto de 2012

Radiografía, la carrera perfecta de Bolt a 9s52


Suyas son las tres mejores marcas de la historia en los 100 metros, 9,58s, 9,63s, 9,69s, todas ellas conseguidas en las tres grandes finales que ha disputado y ganado, dos olímpicas y una mundial, el único escenario en que sabe expresarse en todo su esplendor, el que genera la leyenda, y no en las reuniones habituales del calendario anual.
Mientras sus límites parecen aún inexplorados —¿Qué habría pasado si en la fresca noche del domingo londinense la temperatura, en vez de quedarse rozando los 17 grados hubiera subido a 27, como hace tres años en la final mundial de Berlín? ¿Valen esos 10 grados de diferencia las 58 milésimas que separaron al gigante jamaicano de los 9,58s, el récord del mundo, logrado aquella noche?—, los de sus rivales del pasado y los del presente parecen fijados, grabados en piedra. Solo uno de ellos, el estadounidense Tyson Gay, y a costa de quedar tocado para siempre, ha sido capaz de acercarse mínimamente a sus marcas, bajando de 9,70s. En la considerada la final más rápida de la historia, Yohan Blake, su gran rival de futuro (tiene 22 años, tres y medio menos que Bolt, quien el 26 de agosto cumple 26) repitió su mejor marca, 9,75s, lo que parece su límite, como la barrera de los 9,80s es la que fija el tope de Justin Gatlin, el tercero.
El límite de Bolt solo lo podría fijar, es un decir, la física cuántica. Que su récord mundial de Berlín, 9,58s, no es su tope es una afirmación que se puede hacer sin temor a equivocarse basándose en un solo dato: en la final de Londres, según datos extraídos del análisis del biomecánico Xavier Aguado, Bolt corrió más rápido que en Berlín, una centésima, en el tramo decisivo, el de su progresión incomparable entre los metros 40 y 80. Según el científico de la Universidad de Castilla-La Mancha, fue dentro de ese tramo, pocos metros antes de llegar a la línea de los 70, cuando Bolt lanzado alcanzó la mayor velocidad punta de su carrera en unos 100 metros, pasando ligeramente incluso los 45 kilómetros por hora (12,5 metros por segundo).
“En ese tramo hizo prácticamente la misma velocidad media que en Berlín, con algo más de amplitud de zancada, unos 2,84 metros, y algo menos de frecuencia, revoluciones”, dice Aguado. Revisando la carrera a cámara superlenta en una grabación del canal olímpico, con la cámara enfocando de frente a Bolt, se observa que justamente en la zancada 30, llegado más o menos a los 70 metros, los ojos de Bolt, hasta entonces fijados fijamente en el horizonte lejano, se giraron hacia su rabillo izquierdo, para intuir los movimientos de las calles peligrosas, las de Gatlin y Blake, y de allí no se movieron increíblemente hasta el final.
Combinando de manera ideal los mejores trozos de cada una de sus tres grandes finales (la salida de Berlín, los primeros 20 metros de Pekín (viento nulo), del 20 al 40 de Berlín (viento de 0,9 metros por segundo a favor) y del 40 al 100 de Londres (+1,5 m/s),la carrera perfecta de Bolt sería de 9,52s, seis centésimas menos que el récord oficial. Si a estos datos objetivos se les pudiera añadir variables de influencia menos cuantificable, como el viento o la temperatura, el resultado sería seguramente inferior.
Solo estos datos deberían valer para que no hubiera dudas, que no las hay, en la consideración del jamaicano de 1,96 metros y 95 kilos como el sprinter más grande de la historia, y no solo por su tamaño. Sin embargo, los intangibles y la memoria aún permiten que enfrentados a sus logros no palidezcan los de Jesse Owens, el héroe de Berlín 36 que desafió a Hitler, ni los de Bob Hayes, cuya imagen de potencia y poderío en la final de Tokio 64 sigue siendo insuperable para quienes fueron testigos de su carrera.
Hayes corrió la final japonesa en pista de ceniza empapada en 10,05s, lo que equivaldría a 9,80s en pista de tartán moderna, y aparte del valor de la memoria, en su favor pesa un \[si\. Su carrera atlética fue obligatoriamente corta en aquellos años de amateurismo en la que los atletas estadounidenses, universitarios, solo podían participar en unos Juegos: Hayes se retiró a los 21 y como jugador de fútbol americano profesional ganó una Super Bowl con Dallas. Incluso Carl Lewis, quien también batió un récord del mundo en una final olímpica (9,92s en Seúl 88 tras la descalificación deBen Johnson), el otro atleta que ha ganado dos veces seguidas el oro en los 100, resiste aún la comparación. Quizás Bolt necesite ganar también el oro en los 200, para desequilibrar definitivamente la balanza que pesa las leyendas.
Fuente: Diario El País
Infografia: Xavier Aguado. / RODRIGO SILVA

domingo, 12 de agosto de 2012

El corredor argentino Miguel Bárzola finalizó 35°






Como marca la tradición, el maratón masculino representó el telón para las competencias atléticas de los Juegos Olímpicos en Londres. Un circuito con largada y llegada en The Mall, junto al radio céntrico de la capital británica, representó dificultades -por sus curvas y el clima que se hizo sentir al mediodía- para los 105 participantes en esta prueba, en la que el argentino Miguel Angel Bárzola tuvo una buena actuación: 35° con 2 horas, 17 minutos y 54 segundos.
Bárzola, ex subcampeón sudamericano de los 10 mil metros llanos en Lima 2009 y cuyo debut como maratonista se concretó en abril del 2011 con las 2h15m00s en Rotterdam, fue escalando posiciones en esta prueba, que tuvo como sorpresivo campeón al ugandés Stephen Kiprotich (2h08m01s).
Kiprotich consiguió quebrar a la altura de la milla 23 a los favoritos keniatas: el campeón mundial Abel Kirui (medalla de plata ahora con 2h08m27s) y Wilson Kipsang (2h09m37s para el bronce). El estadounidense Mebrahtom Keflexighi quedó cuarto con 2h11m06s, desbordando en los tramos finales al gran fondista brasileño Marilson Gomes dos Santos, quinto con 2h11m10s. Los brasileños ubicaron a tres de los 13 primeros, ya que Paulo Roberto de Almeida Paula fue 8° con 2h12m17s y Franck Caldeira de Almeida, animador de la prueba en los primeros 10k, terminó 13° con 2h13m35s.
Bárzola salió con un ritmo a la altura de sus antecedentes (47m14s para los 15 km, 1h06m56s para el medio maratón y 1h19m27s). Aunque le costó mantenerlo después del kilómetro 30 -por las dificultades del circuito y el calor que se hacía sentir- a otros les costó aún más. Y así fue escalando posiciones. Si había atravesado en el 65° puesto a la altura del km. 15, ya en los 30 se encontraba entre los 50 primeros. Y pudo mantenerse para terminar en una buena colocación.
"Creo que salí muy rápido, tal vez debí cuidarme un poco más", comentó. Sin embargo, estaba muy feliz al concluir esta inolvidable experiencia olímpica.
El maratón es la prueba en la que la Argentina cosechó sus mayores halagos atléticos en el olimpismo, pero en un pasado ya lejano (los oros de Zabala y Cabrera, la plata de Gorno). Pero Roma-1960 marcó un punto de inflexión en la historia del maratón a nivel mundial, por la irrupción africana con Abebe Bikila, que se extiende hasta nuestros días. En aquella oportunidad Osvaldo Suárez terminó noveno con récord sudamericano de 2h.21m26s.
Desde entonces, los maratonistas argentinos quedaron alejados de las posiciones relevantes. Este es el detalle de sus participaciones: 
- Tokio 1964, Osvaldo Suárez abandonó
- Munich 1972, FernandoMoina 53° con 2h38m19s, Ramón Cabrera 55° con 2,42,38, Nazario Araujo abandonó.
- Los Angeles 1984, Rubén Aguiar 59° con 2,31,18
- Atlanta 1996, Antonio Silio abandonó
- Sidney 2000, Herman Oscar Cortinez 58° con 2,25,01.
Por lo tanto, esta actuación de Bárzola -surgido en Bragado y actualmente residente en España- representa la mejor producción argentina en esta clásica distancia en más de medio siglo.


Fuente: Confederación Argentina de Atletismo

Atleta sin país


Atleta sin país, correrá por todos Tiene sólo dos pares de zapatillas, uno para competir y el otro para entrenar durante la tarde porque a la noche trabaja como empleado en un hospital psiquiátrico estadounidense en Arizona. Único atleta que no representa a país alguno, sólo lucirá los colores de los cinco anillos siendo uno de los miles de refugiados de Sudán del Sur, Guor Marial correrá el maratón de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 alentado a la distancia por sus familiares que caminarán cincuenta kilómetros para verlo en algún televisor del pueblo más cercano.


Fuente: Runners Andinos

LOS PELIGROS DEL SOBREENTRENAMIENTO


Este problema es bastante común por la sencilla razón de que muchos deportistas son incapaces de aceptar que entrenar demás les pueda hacer daño, se sale de su lógica.
Un error en el que caemos además con demasiada facilidad, debido a nuestra capacidad de sufrimiento tendemos a ignorar soberanamente toda una serie de síntomas indicativos de que nos estamos excediendo. Llegando un momento en que la persona se estanca.
Quizás esto pueda parecer un poco exagerado, pero ¿quién no conoce a alguien o a uno mismo que después de unas semanas de ausencia se reincorporan con mejores condiciones y más ganas de entrenar?. A veces este cansancio puede ser más psíquico que físico. Por ejemplo después de una preparación intensa (pasar de graduación, o cualquier tipo de competencia), el cuerpo no solo acusa una saturación de entrenamiento, también achaca una excesiva dedicación psicológica por parte de la persona a la actividad.
Siendo recomendable que una vez terminado, el examen, campeonato, etc. Repose una temporada para no caer en la saturación a todos los niveles. A veces la presión psíquica supera al trabajo físico. Se trata además de una frontera variable incluso dentro de uno mismo, pues en su definición no solo entran en juego factores genéticos o físicos sino también ambientales y emocionales.
Las causas del sobreentrenamiento no hay que buscarlas solo en la intensidad de nuestras sesiones deportivas, también hay que tener en cuenta nuestro estado emocional y como nos afecta (a veces mas de la cuenta) nuestro entorno.También puede ocurrir lo contrario, que en el ámbito psíquico esté mentalizado pero el físico no me responda, en ese caso habrá que hacerse un autoexamen para ver si yo en verdad estoy capacitado para lo que quiero hacer. Eso no significa que no lo pueda hacer pero tal vez tenga que cambiar los plazos ya que me cuesta más, por ejemplo: si quiero correr un maratón y no estoy entrenado, hay ciertos físicos que en tres o cinco meses responden a la exigencia pero hay otros que no por lo tanto el maratón la puedes correr igual pero dentro de ocho o diez meses. Y eso no le quita ningún mérito a tú esfuerzo y dedicación es más yo diría que le agrega, ya que a ti té costó el doble o más que al otro sin embargo conseguiste lo mismo. Todo entrenamiento supone un desgaste psíquico-físico y es precisamente al recuperarse el cuerpo de ese desgaste cuando se reestructura imperceptiblemente y progresa. Un notable progreso físico es el resultado de las sumas de todas las recuperaciones- reestructuraciones de nuestro cuerpo tras cada entrenamiento a lo largo de "x" meses.
De ello se deduce que un cuerpo que no se recupere convenientemente tras los entrenamientos será un cuerpo que no progrese, y lo que es peor, tendrá una mayor vulnerabilidad a lesiones (esguinces, desgarros, fracturas, etc.) y enfermedades.Por lo tanto y que quede claro tanto al cuerpo como a la mente la podemos exigir muchísimo, hasta nuestro verdadero límite... pero lo sabio es... no pasarse del límite, por que estaríamos cayendo en el sobreentrenamiento y eso nos derivaría en otras causas, como por ejemplo la desilusión ante una práctica a la que ha estado dedicando tanto tiempo sin lograr progresos (o incluso regresar) y que lo único que le aporta es una larga serie de lesiones. Por lo tanto es factible que el individuo se pueda llegar a cuestionar su incapacidad para la práctica deportiva. Pues evidentemente es importantísimo entrenar, pero lo es más aún el hacerlo de forma global, escalonada y racional. Un sobreentrenamiento puede provocar hasta falta de sueño y apetito. Si estas alteraciones se prolongan estaremos ante un caso evidente de sobreentrenamiento o fatiga crónica y se debe tener mucho cuidado con este tipo de fatigas pues podría decirse que es patológica. Los síntomas son muy variados y de diferente índole:

1. Disminución de la fuerza de contracción muscular.
2. Frecuentes accidentes y lesiones musculares y articulares:
3. Aumento de la frecuencia cardíaca de reposo y ejercicio.
4. Aumento del sudor en reposo.
5. Disminuye la capacidad vital y de la ventilación máxima voluntaria.
6. Aumento de la sudoración al realizar los ejercicios que habitualmente se trabajan.
7. Alteraciones menstruales y de la capacidad de fecundación.
8. Neurosis y alteraciones en el carácter
9. Insomnio
10. Pérdida del apetito (anorexia)
11. Disminución del rendimiento intelectual
12. Sensación de agotamiento y cansancio
13. Disminución de la destreza, la habilidad y la coordinación.
14. Aumenta el tiempo de la capacidad de reacción
15. Disminución del rendimiento
16. Trastornos de la absorción de la albúmina (proteínas de las pastas: arroz, macarrones, espaguetis).
17. Dispepsia (disfunciones en el estómago)
18. Sensación de depresión

Es imposible hacer una lista standard que relacione horas-entrenamiento-cantidad de días, a partir de las cuales se pueda decir que se vaya a producir irremediablemente un fenómeno de sobreentrenamiento. Todo depende de cada personaAnte la aparición de los síntomas antes detallado lo mejor es reducir o dejar por un tiempo de practicar. Una vez que se considere totalmente recuperado podrá volver a practicar en forma gradual, pero si no hay una recuperación hay que ir a un médico. También hay que recordar que los problemas pueden tener un origen psicológico y no físico.
Si es importante entrenar también lo es descansar cuerpo-mente (y por que no el espíritu). SUGERENCIAS:

1. Una dieta alimenticia en acorde al desgaste físico
2. Dormir 8 o 9 horas
3. Descansar tanto física como psíquicamente, un mínimo de 2 días por semana.
4. Una vez cumplido el objetivo deportivo, hay que descansar al menos un par de semanas o hacer solo lo imprescindible para mantenerse
5. Descansar un mes completo al menos una vez al año
6. Practicar ejercicios de relajación o meditación
7. Beber mucha agua
8. Dependiendo del objetivo que se quiera alcanzar, seguir un programa de entrenamiento acorde a nuestras posibilidades físicas, psíquicas y espirituales.
  

Fuente : Educación Fisica  enero de 2010

sábado, 11 de agosto de 2012

Eusebio Guiñez "El maestro"

Tenía 42 años cuando llegó a Londres para ser un factor fundamental en uno de los logros más formidables del deporte olímpico argentino. De su mano, el gran Delfo Cabrera se llevó el oro en una maratón celeste y blanca.
Fuente: Runners Andinos

jueves, 9 de agosto de 2012

Rudisha gana oro 800 mts con récord mundial







El velocista keniata David Lekuta Rudisha celebra tras triunfar en la final de los 800 metros planos en los Juegos Olímpicos de Londres, ago 9 2012. El atleta keniano David Rudisha conquistó el jueves el oro de los 800 metros en los Juegos Olímpico de Londres con récord mundial.El atleta keniano David Rudisha conquistó el jueves el oro de los 800 metros en los Juegos Olímpicos de Londres para batir su propio récord mundial.

Con los 80.000 espectadores del estadio Olímpico alentándolo, el campeón mundial de 23 años completó el recorrido en un minuto y 40,91 segundos para batir la marca de 1.41,01 que él mismo había impuesto en el 2010 en Italia.
Nijel Amos de Botswana conquistó la presea de plata con marca de 1.41,73 y el keniano Timothy Kitum se quedó con el bronce al cruzar la meta en 1.42,53.
"No tenía dudas de que iba a ganar, pero esperaba las condiciones perfectas para batir el récord", dijo Rudisha a periodistas.
"Estoy feliz. He esperado este momento por mucho tiempo. Venir aquí y lograr un récord mundial es increíble", agregó.
Todos los competidores de la final a excepción de uno lograron mejorar sus respectivas marcas personales y el tiempo del británico Andrew Osagie, quien terminó último, habría sido suficiente para obtener el oro en los últimos tres Juegos Olímpicos.
Rudisha, el último de los participantes en alistarse para la largada, asumió el liderato cerca de la mitad de la prueba, en la primera recta. A partir de allí, solo fue una carrera contra el reloj.
El keniano aceleró luego de la campana y llegó a la recta final con 10 metros de ventaja sobre el joven Amos, y con suficiente energía como para batir su plusmarca mundial.
Apodado "Orgullo de Africa" tras haber ganado el título mundial juvenil en el 2006, Rudisha se perdió los Juegos de Pekín por lesión y tampoco pudo destacarse en el Mundial del 2009.
Al año siguiente, Rudisha arrasó con el récord mundial que pertenecía a Wilson Kipketer desde hacía 13 años y volvió a mejorarlo una semana después. Terminó aquella temporada invicto en 34 competiciones.
Rudisha siguió los pasos de su padre Daniel -quien ganó la plata en la posta de los 4x400 metros en México 1968- como medallista olímpico, pero es el primer campeón de su tribu masai.

(Editado en español por Javier Leira y Damián Pérez)

sábado, 4 de agosto de 2012

Jim Thorpe, el superhombre condenado por "piel roja"

Ganó dos medallas doradas en los Juegos de Estocolmo 1912, en pentatlón y decatlón, pero se las retiraron por practicar beisbol profesional. Sufrió una época discriminatoria.

Historias de los Juegos Olímpicos
El 28 de mayo de 1888 era un día de sol y en la comunidad india Sac y Fox, en Oklahoma, decidieron que el nombre del nuevo integrante de la comunidad fuera acorde al clima: Wa Tho Huk (Sendero brillante). Y, al final, se trató de alguien que brilló. Y cómo. Jim Thorpe fue uno de los grandes deportistas de la historia de los Juegos Olímpicos. Su nacimiento, lugar y origen iban a tener una influencia directa en su destino.
"Señor, usted es el más grande atleta del mundo", le dijo el rey Gustavo V de Suecia mientras le estrechaba la mano. Él sólo atinó a sonreír y agradecer mientras miraba el piso con vergüenza. Acababa de ganar, con récords incluidos, dos medallas doradas en las disciplinas de pentatlón y decatlón (que tendrán lugar hoy en Londres) de los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912.
Fútbol americano, beisbol, básquet, lacrosse, natación, hockey sobre hielo, boxeo, tenis, arquería e incluso baile de salón. Thorpe practicó todos esos deportes. Y se destacó en casi todos como ningún otro. "Aquí y allá, hay personas que son dotadas de manera suprema. Mi memoria regresa a Jim Thorpe. Nunca practicó en su vida, ypodía hacer lo que fuera mejor que cualquier otro jugador de fútbol americano que jamás vi", declaró el presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower, quien en su época universitaria lo había enfrentado.

Indio Thorpe en Olimpiada; Piel Roja de Carlisle Competirá por Lugar en el Equipo Estadounidense", fue la primera vez que el diario The New York Times se refirió a él. A principios del siglo XX, en Estados Unidos no había espacio para algunos grupos étnicos. Los negros eran discrimnados (algo parecido le ocurrió a Jesse Owens unos años después), los indígenas también.
El COI le quitó las medallas por haber participado en partidos de beisbol profesionales (en esa época, el espíritu olímpico era puramente amateur). No tuvo nadie que lo protegiera, salvo él mismo: "Espero ser parcialmente perdonado por el hecho de que yo simplemente era un muchacho indio y no sabía nada de estas cosas. De hecho, yo no sabía que estaba haciendo algo malo, ya que sólo estaba haciendo lo que muchos otros universitarios habían hecho, excepto que ellos no usaron sus nombres".
Tuvo muchas dificultades para superar el destrato. Participó como extra en varias películas (hizo los papeles de doctor, explorador, vagabundo y cacique indígena), trabajó como vigilante de seguridad y hasta se unió a la Marina. Perdió la estabilidad. Se hundió en el alcohol para olvidar.
En 1950, en una encuesta de Associated Press fue elegido como el atleta más grande de la primera mitad del siglo XX en los Estados Unidos. Tres años después murió pobre y sin sus medallas. En 1982, cuando el deporte en los Juegos Olímpicos ya era puramente profesional, le devolvieron las preseas, 29 años después de su muerte y tras interminables reclamos. Las medallas originales terminaron en museos que, increíblemente, fueron robadas y continúan desaparecidas.

Fuente: Lucas Bertellotti