martes, 10 de mayo de 2016
Elisa Forti
Desafiando el paso del tiempo a fuerza de entusiasmo y superación personal, Elisa Forti, una joven abuela de 80 años oriunda de la ciudad italiana de Como y radicada en Argentina desde los 14 años, cruzó por segunda vez la Cordillera de Los Andes a pie.
Lo hizo en el marco de una competencia de running (deporte que consiste en trotar por senderos de montaña) denominada El Cruce, que dura tres días, con etapas que oscilan entre los 25 y 40 kilómetros, y que todos los años cambia de escenario.
En una entrevista con Cadena 3, Forti contó este miércoles que participó de la carrera en dupla con uno de sus 11 nietos, Lihuel, de 19 años, a quien conoció de manera mucho más profunda en la aventura que emprendieron.
“Primero, me anoté sola, porque no conseguía compañera. Pero un día, cenando en familia, mi hijo les dijo a sus dos hijos: '¿Por qué no la acompaña uno de ustedes dos?'. Fue una sorpresa muy grande que me acompañara con esa madurez y responsabilidad. Yo mandaba el paso y él me seguía sin protestar”, relató.
“La Nona que Corre”, como la apodaron a Elisa, comentó que lo que la motiva a seguir haciendo estas “locuras” es “el orgullo que sienten sus hijos y nietos”.
“Siempre hice deportes: jugué al voley hasta los 45 años. Después, hice tenis y natación. Además, siempre les inculqué el deporte a los chicos (tiene cinco hijos, 11 nietos y un bisnieto)”, reveló.
Sobre su modo de entrenamiento, explicó con humildad: “Yo vivo en Vicente López. Todos los días voy una hora a trotar. Pero no sé cuántos kilómetros hago. A mí me interesa empezar el día cargada de energía y de buen humor. Y a eso me lo da el ruido del agua y los pájaros”.
“Voy por calles que suben y bajan. Además, uso mucho las escaleras. Pocas veces tomo el ascensor, a pesar de que vivo en en un quinto piso”, agregó.
Al ser consultada acerca de su alimentación, reveló que le gusta comer frutas, verduras y alternar carne de vaca, pollo, pescado y huevo.
Dueña de un fino sentido del humor y de una exquisita historia de vida, Elisa no se amedrenta ante las dificultades (participó en El Cruce con una fisura en una costilla) y confiesa que en el running encontró “la amistad y compañerismo sinceros” que no halló en otros deportes.
Fuente: Rony Vargas
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